Estimad@ Editor@:
En el 23 de enero, había un artículo publicado en El País sobre la desaparición de la sección en español desde la página web de la nueva Casa Blanca en los Estados Unidos. El artículo, escrito por Silvia Ayuso, ha adecuadamente comunicado la sombría realidad en los EE.UU. sobre la inmigración, caracterización racial y étnica, y la administración presidencial sin precedentes. Vivo en un estado en el centro de los EE.UU., y, casi cada día, oigo opiniones de personas que se reflejan verdaderamente las actitudes y acciones de Presidente Trump y su administración – algunas de estas personas incluye los ambos de mis padres. Estoy de acuerda con el tono sutilmente preocupado de este artículo en El País por Sra. Ayuso.
Hay algunas frases que demuestran el efecto negativo que la autora ha percibido sobre este tema; por ejemplo, alguna de estas oraciones dice que “La Casa Blanca ya es solo la White House”. Desafortunadamente, aun sin tanta opinión en esta declaración, la base de la frase tiene la verdad. La mayoría de la gente que Trump ha seleccionado para formar una parte de su administración o gabinete son personas blancas y ricas. También, significa mucho que Sra. Ayuso menciona el anterior presidente, Barack Obama, muchas veces. Con sus referencias a “los dos mandatos de Obama”, represente que ella, con la posibilidad de representar una parte de la población española, todavía está pensando en como esta situación podría ocurrir (represente una parte de la población Americana, también). Finalmente, una de las frases que sigue demostrar el aspecto negativo de esta transición es escrito así: “La única expresión en español que usó el entonces candidato republicano fue el despectivo bad hombres…”
En general, este artículo explica la reputación que este liderazgo político está creando por sí mismo en relación con los hispanohablantes y a países sobre el mundo. Todavía siento orgullo para la gente americana, quien siempre luchará para sus creencias, pero es más difícil ahora mismo tener orgullo de mi país. Gracias a El País y a la autora Silvia Ayuso por publicar este artículo.
Allison Dooley
Oklahoma